Una correcta alimentación es imprescindible para mantener un buen estado de salud. De todos es conocido que una ingesta elevada en grasas saturadas aumenta las tasas de colesterol y con ello de patología cardiovascular o que la ingesta excesiva de sal puede favorecer la hipertensión arterial pero…qué sabemos de la alimentación y nuestra piel?
Desde hace más de 70 años se conoce la relación del intestino y la piel. Los doctores Stokes y Pillsbury relacionaron baja concentración de ácido clorhídrico con ansiedad, depresión y patologías cutáneas como el acné.
Desde entonces se han realizado numerosos estudios y cada vez es más clara la relación entre el cerebro – el intestino -la piel.
Tanto la piel como el intestino son órganos grandes, muy vascularizados e inervados y comparten funciones inmunitarias y neuroendocrinas, existen numerosos estudios que relacionan la integridad del intestino con la salud cutánea. No sólo se relacionan intestino y piel, en la base de esta interacción se encuentra el cerebro y sus funciones neuroendocrinas.
Así pues, una dieta rica en grasas y azúcares refinados junto con una situación de estrés dará lugar a una alteración de la motilidad intestinal, de su permeabilidad con cambio de la flora intestinal o microbiota. Estos cambios aumentan la producción de toxinas, aumentan la resistencia a la insulina y provocan un estado proinflamatorio que a nivel cutáneo repercute aumentando la producción de grasa y con ello empeorando el acné. Esta situación proinflamatoria influye sobre otras patologías cutáneas como son la psoriasis o la rosácea. Este estado proinflamatorio produce a su vez alteración del estado emocional en forma de ansiedad o depresión.
Los probióticos, que son los componentes de los alimentos que estimulan el crecimiento de las especies bacterianas presentes en la flora, regulan el funcionamiento de las células inmunitarias y ayudan a recuperar la barrera intestinal dañada. Los más conocidos serían el Bifidobacterium y el Lactobacillus que mejoran la sensibilidad a la insulina, mejoran el estado inmunológico y disminuyen la inflamación cutánea mediante este eje intestino-cutáneo.
Por todos estos motivos y la evidencia científica que los respalda, cada vez es más aconsejable la revisión de la alimentación y el añadir probióticos a la misma para mantener la piel sana o tratar patologías inflamatorias como el acné, la psoriasis o la rosácea.
¡Somos lo que comemos, y nunca mejor dicho!
En Esthetic BCN estaremos encantados de evaluar tu estado nutricional y aconsejarte para mantenerte sano y que la piel refleje tu estado interior
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