Este término significa que estamos trabajando en presencia de oxígeno. Es decir, que todo el oxígeno que consumimos mediante la respiración es suficiente para cubrir las necesidades.
Dentro de esta categoría están las actividades como: caminar rápido, correr, nadar, patinar, esquiar, ir en bicicleta, bailar…
Cuando hacemos este tipo de ejercicio, nuestros músculos están utilizando como combustible principal las grasas del organismo.
Para una persona estándar, no se deberían superar las 160 pulsaciones por minuto, para mantener el ejercicio aeróbico y potenciar la quema de grasa. Habrán mayores beneficios a más tiempo de ejecución del ejercicio.
Se recomienda la práctica de ejercicio físico aeróbico suave (120-130ppm) o moderado (140-150ppm) durante mínimo 40 minutos, de tres a cinco veces por semana.