En la consulta visitamos frecuentemente pacientes que notan la cara enrojecida, la los que les aparecen granitos y venitas visibles. Esta situación se alarga en el tiempo y causa inquietud en muchas personas.
Probablemente se trate de una afección cutánea llamada Rosácea.
La Rosácea afecta de forma crónica a la piel del rostro sobre todo en la zona de nariz, mejillas, frente y mentón. Es más frecuente en pacientes femeninas y se caracteriza por este estado de inflamación que da lugar a rojez, piel enrojecida y gruesa, acné y aumento de la vascularización. Ocasionalmente se acompaña de otras zonas afectadas como son los ojos.
Si bien no comporta gravedad, al ser una afectación crónica, puede causar molestias a quien la padece.
No se conoce la causa exacta de la rosácea y podemos encontrar una cierta predisposición familiar a padecerla.
Recientemente se ha descrito relación entre la rosácea y la microbiota por lo que la alimentación puede influir en su evolución.
Si tienes rosácea no deberías tomar picantes, ni exponerte a tóxicos como alcohol o tabaco. Situaciones puntuales de estrés o cambios de temperatura pueden hacerla empeorar .
Al ser una patología crónica no podemos eliminarla, pero sí controlarla al máximo y mejorar los síntomas. Nuestro objetivo debería ser reducir el enrojecimiento facial, las lesiones inflamatorias y la frecuencia de los brotes.
Para tratarla es imprescindible evitar los factores que la desencadenan como el estrés o los cambios bruscos de temperatura, hay que adecuar la cosmética, aplicar tratamientos tópicos y en ocasiones orales y acompañarlo de terapias lumínicas.
La Dra. Dos Santos especialista en dermatología puede valorar tu caso concreto y asesorarte en el tratamiento más adecuado.
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