Cuenta la leyenda que hace muchos, muchísimos años, un dragón monstruoso tenía aterrorizado al pueblo de Montblanc.
El dragón con su aliento había intoxicado el aire y el agua del pueblo y con sus rugidos exigía alimento a la población.
El pueblo lo calmaba alimentándolo de ovejas, bueyes, caballos y otros animales.
Una vez se agotaron los animales de la población, decidieron sacrificar habitantes del pueblo. Los nombres de todos los habitantes se escribieron y volcaron en un caldero del que se ‘sorteaba’ quien sería el alimento del dragón cada uno de los días.
Un día, le tocó a la princesa hija del rey ser la presa del dragón.
El rey lloró y suplicó a los habitantes que perdonaran a su hija pero sus llantos no fueron atendidos puesto que muchos padres y madres habían perdido así a sus hijos.
La princesa entristecida salió de las murallas y se dirigió hacia donde se encontraba el dragón. Cuando la princesa se encontraba cerca de la bestia, apareció un caballero montado en un caballo blanco. El caballero luchó con el dragón y le clavó su lanza y le anudó al cuello el cinturón de la princesa. La princesa tirando del cinturón, llevo al dragón hasta las murallas de Montblanc y allí cayó abatido.
De la sangre del dragón vertida en la tierra, brotó un rosal de rosas rojas.
Fue así como Sant Jordi liberó a la princesa y al pueblo entero del terrible dragón que atemorizaba sus vidas.
Fue así como nació esta bonita leyenda y desde entonces celebramos en Catalunya el día de Sant Jordi, regalando libros y rosas que nos dan la libertad y el amor.
¡Feliz Diada de Sant Jordi!
Comentarios recientes